sábado, 27 de abril de 2013

¿DÓNDE ESTARÁ LA RATITA?



Érase una vez un pueblo muy lejano, perdido entre las montañas que se llamaba Ezcaray. Ocurrió un hecho terrible que sus habitantes tardaron muchos años en olvidar.
La primavera había llegado, la gente empezaba a salir más a la calle. Atrás habían quedado el intenso frío y las grandes nevadas.
Los niños estaban muy contentos porque se acercaban las fiestas de Santa Bárbara y con ellas, el acto más esperado: Los cabezudos.
Pero una mañana que brillaba el sol, el alcalde reunió a todos los chiquillos y les dió una noticia que les puso muy tristes: “La Ratita había desparecido”.
Contaron a los cabezudos una y otra vez: El Baturro, la Baturra, Negrito, Negrita, Popeye, Ojo Traca, Payaso, Cheriff, Diplomático, Demonio, Pirata, Viejo, Aldeano, Gueisa, Drácula, el Gafotas y la Viejita. Pero la Ratita no aparecía por ningún lado...
- No puede ser. La puerta está cerrada todo el año- dijo el alcalde.
Fueron al cole muy preocupados y Marta les preguntó:
- ¿Qué os pasa?-
- ¿Por qué estáis tan tristes?-

- Ha desaparecido un cabezudo, profe – dijeron Ramón, Byron y Zeeshan.

- ¡Sí! ¡La Ratita!, ¡Se la han llevado! Siguieron Nora, Naia e Inés.

- Eso es terrible-
- ¿Qué podemos hacer?-
- Sin la Ratita, no hay fiestas – respondieron Pedro, Markel y Mario.
- ¿Y si vamos a buscarlo nosotros? – Se les ocurrió a Yaiza, Paula y Thallah.
- ¡Siiiiiiiiiii! – dijeron todos a la vez.
Así que fueron a casa, llenaron la mochila de comida y partieron en busca de la Ratita. Buscaron por Tenorio, las plazas, todas las casas del pueblo y el río, pero la Ratita seguía sin aparecer.
Así que decidieron buscar en el bosque. Se fueron colocando en una fila Alejandro, Yago, Andrés, Irene, Estela, Mikel, Daniel, Zain y detrás el resto de niños de la clase. 
Llevaban un largo camino, ya estaban cansados y decidieron parar a comer.
Un leñador que pasaba por ahí les dijo:
- Buenos días niños, ¿Qué hacéis en este peligroso bosque?-
- Se ha perdido la Ratita. ¿No la habrás visto?-
- Pues hace unos días vi a la malvada bruja con ella, pero pensé que eran amigas y no le di más importancia.
- ¿Y sabes a dónde iban? – dijeron todos.
- Pues la bruja vive en lo alto de la montaña, pero debéis ir con cuidado pues este bosque es peligroso, hay un lobo feroz y un cazador que atrapa niños-
- ¡Muchas gracias leñador! – y siguieron el camino.
Al ratito apareció el lobo. – Wooooo – les asustó.
- ¡Fuera lobo, que tenemos prisa!, le tiraron una piedra y como eran tantos se asustó y se salió corriendo.
Un poquito más adelante apareció el cazador con su escopeta. Los niños, avisados ya de que era malísimo, sacaron los petardos de sus mochilas y - pum, pum, pum- El cazador, asustado, también salió corriendo. 
Los niños no paraban de reír.
- ¡Mirad la casa de la bruja!- dijo de pronto Naia.
- ¡Yupi!, ¡la hemos encontrado! Subieron corriendo y miraron por la ventana. La bruja no estaba y, ¡la Ratita tampoco!
- ¡Ohhh! ¿Dónde estará?-

De repente, oyeron una vocecita.

- ¡Niños, estoy aquí! – 

La Ratita estaba atada a un árbol.
La soltaron y le dieron agua y comida.
- ¡Qué contentos estaban todos!-
Pero, la bruja se acercó con su escoba voladora. 
- ¿Dónde os pensáis que vais? -
-¡La ratita es mía!-
- ¡Nooooo…es nuestra! ¡Y es nuestra amiga! 
Entre todos consiguieron  atar a la bruja y salir  a toda prisa.
Cuando aparecieron en la plaza los niños y la Ratita, todos los que allí estaban aplaudieron y se pusieron muy contentos.
El alcalde dijo:
- En este momento comienzan las fiestas- 
Disparó el cohete y – ¡Pumba! – y salieron los gigantes y cabezudos a recorrer las calles.
Fueron las fiestas de Santa Bárbara más felices que hayan existido.

Colorín, colorado…